Perfumería sin género: El auge de las fragancias unisex en la sociedad moderna

Genderless Perfumery: The Rise of Unisex Fragrances in Modern Society - LES VIDES ANGES

En un elegante evento de lanzamiento en Nueva York, expertos de la industria se reúnen alrededor de tiras de prueba de una nueva fragancia—una mezcla compleja de vetiver ahumado, bergamota fresca y ámbar cálido. La sala vibra con aprecio, discusiones sobre el sillage y la fijación. Nadie hace la pregunta que habría sido inevitable hace una década: "¿Pero es para hombres o para mujeres?"

Esta escena, que se desarrolla cada vez más en el mundo de las fragancias, representa una revolución silenciosa. Los límites tradicionales de género en la perfumería—esas rígidas delimitaciones entre fougères "masculinos" y florales "femeninos"—se disuelven como las notas de salida en el aire de verano.

El aroma de la libertad

El panorama moderno de las fragancias apenas se parece a los mostradores divididos en rosa y azul de las tiendas departamentales del pasado. Las casas de perfume más innovadoras de hoy defienden aromas que existen más allá del binario, creaciones que hablan al individuo en lugar de a nociones de masculinidad o feminidad.

La perfumista Linda Sivrican de Capsule Parfums lo explica simplemente: "El aroma no tiene género. Nunca lo tuvo. Fue el marketing el que creó esas distinciones."

De hecho, el registro histórico apoya esta visión. El concepto de fragancia con género es relativamente reciente, emergiendo principalmente a principios del siglo XX cuando las marcas buscaron segmentar mercados y aumentar ventas. Antes de ese giro, el perfume era perfume, apreciado por su complejidad y carácter más que por su alineación percibida con un género.

Rompiendo la botella

El movimiento actual de fragancias unisex no se trata simplemente de neutralidad en el marketing, sino de rechazar conscientemente limitaciones innecesarias. Marcas como Le Labo, Byredo, Parfums Les Vides Anges y D.S. & Durga han construido sus identidades alrededor de aromas que se niegan a ser categorizados, presentados en botellas minimalistas que silenciosamente refutan los signos tradicionales de género.

"Lo interesante no es que estemos creando fragancias 'unisex'", señala Ben Gorham, fundador de Byredo. "Es que nunca consideramos el género en primer lugar. La fragancia en sí—su historia, su resonancia emocional—eso es lo que importa."

Esta filosofía resuena especialmente con los consumidores más jóvenes, que cada vez ven más los roles de género prescritos como restricciones anticuadas en lugar de divisiones naturales. Para la Generación Z y los millennials, la libertad de elegir aromas basados puramente en la preferencia personal en lugar de la expectativa social representa una pequeña pero significativa liberación.

Atracción química

El cambio de la industria hacia fragancias sin género también refleja una comprensión más profunda de cómo funciona realmente el aroma. La química de la atracción es fantásticamente compleja, influenciada por la química corporal individual, la historia personal y el contexto cultural mucho más que por la adhesión a familias de fragancias con género.

El Dr. Avery Gilbert, psicólogo sensorial y autor de "Lo que la nariz sabe", explica: "La idea de que ciertos aromas son inherentemente masculinos o femeninos es una construcción cultural pura. No hay nada intrínsecamente 'masculino' en el sándalo ni 'femenino' en el jazmín. Estas asociaciones se aprenden, no son innatas."

Esta comprensión ha liberado a los perfumistas para crear composiciones más matizadas. Los aromas destacados de hoy a menudo presentan combinaciones inesperadas que hace solo unos años se habrían considerado transgresoras: florales oscurecidos con cuero, gourmands dulces cortados con humo y especias.

Más allá del binario

El auge de la perfumería sin género va en paralelo con cambios culturales más amplios sobre la expresión de género. A medida que la sociedad reconoce cada vez más el género como un espectro en lugar de un binario, estas fragancias ofrecen una forma pequeña pero tangible de expresar esa fluidez.

"Elegir una fragancia basada en la preferencia personal en lugar de la expectativa de género es un acto silencioso de autenticidad", observa el escritor cultural Jacob Gallagher. "Se trata de decir, 'Esto es lo que me agrada' en lugar de 'Esto es lo que alguien como yo debería usar'."

Este movimiento hacia la autenticidad va más allá del frasco. Muchas casas de fragancias ahora presentan sus aromas en modelos que abarcan el espectro de género, o simplemente se enfocan en la fragancia misma, dejando que la historia del aroma tome el protagonismo en lugar del cuerpo con género que la lleva.

El futuro huele diferente

A medida que avanzamos más en esta nueva era de la fragancia, la pregunta no es si la perfumería sin género seguirá creciendo, sino si el concepto de fragancia con género eventualmente desaparecerá por completo.

La respuesta probablemente se encuentre en algún punto intermedio. Mientras que las rígidas distinciones de género del pasado están desapareciendo, la identidad personal, incluida la identidad de género, sigue siendo una faceta importante de cómo nos expresamos. Lo que está surgiendo no es la ausencia de género en la fragancia, sino la libertad de relacionarse con ella en los propios términos.

Al final, ese puede ser el aspecto más revolucionario de todos: no que hayamos creado una nueva categoría de fragancias "unisex", sino que estamos regresando lentamente a un mundo donde la fragancia es simplemente fragancia, elegida no por quién se supone que debemos ser, sino por quiénes somos realmente.