Notas, nodos y redes: cómo el arte digital ayudó a reinventar Parfums Les Vides Anges
La primera vez que escuchas "Música para 18 músicos" de Steve Reich, sucede algo extraordinario. Lo que comienza como un patrón simple y repetido se transforma gradualmente en un complejo tapiz de sonido. Los instrumentos entran y salen, creando armonías y ritmos inesperados que parecen cambiar y respirar. Este trabajo pionero de música minimalista demuestra cómo reglas y patrones simples pueden generar una profunda complejidad, un principio que se extiende mucho más allá del ámbito del sonido.
Este enfoque sistemático de la creatividad encuentra un paralelo fascinante en nuestro enfoque de la perfumería. Como un compositor que trabaja con frases musicales o un artista generativo que programa reglas de comportamiento, nuestra nariz, Aldo "August" Parise, trabaja con un sistema preciso de compuestos aromáticos. Cada molécula se selecciona no sólo por su carácter individual sino también por su potencial para interactuar con otras en la composición.
Así como un artista generativo podría establecer reglas sobre cómo interactúan las formas en un lienzo electrónico o cómo los tonos oscilados responden entre sí, un perfumista crea una poesía química que se desarrolla a lo largo del tiempo. La composición final es más que la suma de sus partes aromáticas: es una experiencia emergente que se desarrolla y evoluciona con cada encuentro. Cada momento fugaz se expande y contrae. Inhala, exhala.
Sin embargo, al agregar algo de aleatoriedad controlada, Aldo da una variación orgánica a la composición. Este "ruido generativo" está entretejido en cada una de sus fórmulas: una pizca de algo para hacer que el aroma rebote.
En el frasco, nuestros perfumes exhiben su propia forma de aleatoriedad controlada. Si bien la fórmula puede ser precisa con un toque de ruido, la experiencia final varía según la química de la piel y el entorno. Una fragancia se comporta como un sistema generativo, produciendo resultados ligeramente diferentes con cada uso, manteniendo su identidad central.
Complejidad en capas
El arte generativo a menudo emplea múltiples sistemas que funcionan simultáneamente. Una instalación puede combinar sistemas de partículas, funciones de ruido y algoritmos de color para crear imágenes complejas y en evolución. Cada capa sigue sus propias reglas pero contribuye a un todo mayor.
Este principio de capas es fundamental tanto para la música como para la composición de perfumes. La música de Reich genera complejidad a través de patrones superpuestos, mientras que la composición de un perfume se desarrolla en distintas fases. Las notas altas crean una impresión inmediata antes de dar paso a las notas de corazón, revelando finalmente una base que puede durar horas. Cada capa está sincronizada con precisión, creando una composición que se desarrolla como una pieza musical que se desarrolla lentamente.
Lo que hace que estos sistemas sean particularmente intrigantes es su uso de principios químicos para crear experiencias estéticas. Las mismas secuencias que aparecen en las estructuras rítmicas de Reich se pueden encontrar en las proporciones de una fórmula de perfume bien equilibrada. Las funciones de onda que generan tonos musicales agradables comparten relaciones matemáticas con las estructuras moleculares de los compuestos aromáticos.
Una actuación sin fin
Tanto el arte generativo como el perfume existen como sistemas más que como objetos fijos. Una obra de arte generativa produce constantemente nuevas variaciones, cada una de ellas única pero reconocible como parte del mismo sistema. De manera similar, un perfume nunca se manifiesta exactamente de la misma manera dos veces, pero mantiene su carácter distintivo a través de innumerables iteraciones.
Este enfoque de la creatividad (diseñar sistemas en lugar de resultados fijos) representa un cambio fundamental en nuestro pensamiento artístico. Ya sea que trabajen con código, sonido o compuestos moleculares, los artistas se están convirtiendo cada vez más en diseñadores de posibilidades en lugar de resultados específicos. La belleza no reside en una única versión perfecta, sino en las infinitas variaciones que surgen de sistemas bien diseñados.
En este contexto, los perfumes de Les Vides Anges se convierten en algo más que un agradable spray. Se convierte en una especie de obra de arte generativo, que realiza su composición directamente sobre la piel.